Libertad
Nadie puede amar sus cadenas aunque sean de oro puro. Nació de su aire vacío, ahogando tinieblas, cuando el viento del este chocó contra su potestad, su madre y el sol alumbraban en época de invierno, y calentaba aquel nacimiento, al cual se llamó libertad. Entendió el arte de su viña, cantar y cantar hasta el ronquido, surcar cielos y levantar al sol que cada noche, se apagaba. Pasaron los meses y unos cuantos días y el hombre la desahució, la amarró en sus cadenas, con sus grilletes y en vida la mató. Libertad ahora no entiende, y olvidó sus canciones. Las cigarras y el aire le hacen eco, recordando su misión. Conquistar arcoíris, dormir entre nubes, cantar entre ángeles, reinar los cielos, caminar sin ningún sendero. Un cambio de alpiste y de agua, dejó su morada abierta. Saltó y sintió aquel vértigo que extrañaba, abrió sus plumas, dejó su morada, pero aquel abrazo que le hizo al aire, le recordó que era una triste ave al cual le cortaron las alas. Cayó al suelo y se lastimó, jamás